No soy un ser humano perfecto, vaya por delante. Es obvio que me "adornan" múltiples defectos de distinta condición, algunos peores y otros más llevaderos (sólo hay que preguntar a la gente que me conoce). Creo que como todos, aunque seguro que siempre daremos con alguien incapaz de reconocer ninguna imperfección y que afirme tener en todos los momentos de su vida un comportamiento irreprochable. Enhorabuena por ellos, ganarán la santidad, el cielo eterno.... y un concurso de mentirosos.
Para los más mundanos y terrenales, es importante reconocer que aunque haya parcelas en las que cada día demos muestras de nuestra calidad moral y en las que dejemos asomar una parte de todo lo positivo que somos y representamos, siempre hay terrenos en los que dejamos bastante que desear y en los que tenemos por tanto un amplísimo margen de mejora.
Dicho esto, yo siempre he creído por otra parte, que es mucho más importante no ser determinada cosa, que si ser otras. O sea, que no hace falta tanto poseer ni todas las virtudes ni todos los talentos, como saber qué defectos son los que hay que tratar de evitar a toda costa para no caer en ellos. Concretando un poco más, podría decir que creo que no se debe ser nunca, por ejemplo; ni cobarde, ni desleal, para nada traidor, nunca envidioso, ni rencoroso, y por supuesto, jamás ingrato.
Para mí eso que no soy, es mucho más importante que cualquier otra cosa que pudiera llegar a ser y por ello pienso y llego a la conclusión, de que es mucho mejor no ser, según qué, a ser lo más grande en lo que uno pueda soñar convertirse. Es lo que siento.
En la vida me he encontrado con mucha gente que no vale la pena, que es lo más triste que puedes decir de alguien, porque todos deberíamos valerla. Sin embargo, también me encontré con otra gente, menos en cantidad, que me ha hecho estar eternamente agradecido al destino por haberles encontrado. Gente capaz de borrar de un plumazo, toda posible desconfianza en el ser humano, producto de una mala experiencia. Busca esta gente y cuando la encuentres, pégate a ellos de por vida. Este sería mi consejo, si lo quieres.
Como somos una especie de polos magnéticos, atraeremos a nuestra vida a aquellos que sean similares a nosotros y por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con lo que se es, porque a la larga vivirás rodeado de gente igual a ti. ¿Te gusta cómo eres? Bien, porque ese es el principio.
Hasta mañana.
Para los más mundanos y terrenales, es importante reconocer que aunque haya parcelas en las que cada día demos muestras de nuestra calidad moral y en las que dejemos asomar una parte de todo lo positivo que somos y representamos, siempre hay terrenos en los que dejamos bastante que desear y en los que tenemos por tanto un amplísimo margen de mejora.
Dicho esto, yo siempre he creído por otra parte, que es mucho más importante no ser determinada cosa, que si ser otras. O sea, que no hace falta tanto poseer ni todas las virtudes ni todos los talentos, como saber qué defectos son los que hay que tratar de evitar a toda costa para no caer en ellos. Concretando un poco más, podría decir que creo que no se debe ser nunca, por ejemplo; ni cobarde, ni desleal, para nada traidor, nunca envidioso, ni rencoroso, y por supuesto, jamás ingrato.
Para mí eso que no soy, es mucho más importante que cualquier otra cosa que pudiera llegar a ser y por ello pienso y llego a la conclusión, de que es mucho mejor no ser, según qué, a ser lo más grande en lo que uno pueda soñar convertirse. Es lo que siento.
En la vida me he encontrado con mucha gente que no vale la pena, que es lo más triste que puedes decir de alguien, porque todos deberíamos valerla. Sin embargo, también me encontré con otra gente, menos en cantidad, que me ha hecho estar eternamente agradecido al destino por haberles encontrado. Gente capaz de borrar de un plumazo, toda posible desconfianza en el ser humano, producto de una mala experiencia. Busca esta gente y cuando la encuentres, pégate a ellos de por vida. Este sería mi consejo, si lo quieres.
Como somos una especie de polos magnéticos, atraeremos a nuestra vida a aquellos que sean similares a nosotros y por lo tanto, hay que tener mucho cuidado con lo que se es, porque a la larga vivirás rodeado de gente igual a ti. ¿Te gusta cómo eres? Bien, porque ese es el principio.
Hasta mañana.
Ray Bradbury.
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